La Hermandad / GUARDIANES

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En las sombras del caos , donde los débiles caen y los fuertes prosperan… existe una orden. Juramos lealtad . Servimos causas justas.
Servimos al pueblo.
Servimos a La Hermandad.
No somos héroes, somos arma, somos pacto.
Somos necesarios.



History

En los anales no escritos del vasto universo de Star Citizen, el nacimiento de La Hermandad no fue un decreto oficial ni la creación de un gobierno. Fue un susurro que se convirtió en grito, una chispa de indignación que prendió fuego en los corazones de aquellos olvidados por la ley y pisoteados por el poder.

La galaxia, en la era post-Messer, respiraba un aire de libertad, pero también de anarquía controlada. Las megacorporaciones tejían redes de influencia que la UEE rara vez se atrevía a desentrañar, y en los sistemas fronterizos, la justicia era un lujo que pocos podían permitirse. La Advocacy de la UEE, estirada hasta el límite, a menudo se veía obligada a hacer la vista gorda ante atrocidades corporativas o la proliferación de cárteles criminales. La “paz” era una fachada; debajo, el sufrimiento era una constante.
El catalizador llegó en el año 2938 con el infame “Incidente de Solara Prime”. En la luna minera Solara de un sistema no mapeado, una colonia de trabajadores independientes fue brutalmente masacrada por las fuerzas de seguridad de la Corporación OmniCorp, que buscaba monopolizar los ricos depósitos de minerales. El pretexto fue una “insurrección laboral”; la verdad, una masacre para intimidar. La UEE, tras una investigación superficial, cerró el caso como un “conflicto de recursos desafortunado”, sin culpables ni compensaciones.
De las cenizas de Solara Prime emergieron tres almas forjadas en la desesperación:

Jarek Varen: Un ex-Agente de la UEE Advocacy, de impecable historial, que había estado a cargo de la investigación inicial de Solara Prime. La orden de cerrar el caso, la evidencia suprimida y el sufrimiento ignorado lo dejaron profundamente desilusionado. Jarek entendió que la ley, sin la voluntad de aplicarla, era solo tinta en papel. Su mente era un laberinto de estrategias y un almacén de vulnerabilidades del sistema.

Elara Vance: Una hábil ingeniera de sistemas y sobreviviente de Solara Prime. Perdió a toda su familia en la masacre y fue una de las pocas en escapar, llevando consigo las cicatrices físicas y emocionales del horror. Elara había visto la indiferencia corporativa de primera mano y juró que nadie más sufriría como ella. Su ingenio y su conocimiento de las operaciones clandestinas eran invaluables.

Rico “Ghost” Morales: Un legendario piloto de carga independiente, con una reputación por navegar las rutas más peligrosas y esquivar a los piratas más astutos. Rico había transportado suministros a Solara Prime semanas antes del incidente y había visto la pobreza y el miedo en los ojos de sus habitantes. La impunidad de OmniCorp lo enfureció, y su vasto conocimiento de las rutas espaciales no vigiladas y su red de contactos en el mercado negro lo convertían en un activo formidable.
stos tres, cada uno destrozado por el fracaso del sistema, se encontraron en el bullicioso y anárquico mercado negro de grimHEX. Sus conversaciones iniciales, llenas de rabia contenida y un anhelo por la justicia, evolucionaron hacia una visión compartida. No podían cambiar el universo, pero podían ser un faro para aquellos que estaban perdidos en su oscuridad.

Fue Elara quien propuso la idea de un “juramento”, una serie de principios que los guiarían más allá de las leyes falibles de la UEE. Jarek, con su experiencia legal, ayudó a codificar las ideas en un “Dogma de Hierro”, estricto e inquebrantable, que definía su propósito y sus límites. Rico aportó la pragmática necesidad de la discreción y la eficacia, forjando el “Credo” como una declaración de intenciones pública para aquellos que supieran buscarla.
u primera operación fue pequeña, casi un susurro. Rescataron a un grupo de colonos secuestrados por piratas en el cinturón de asteroides de Yela, dejándolos a salvo en una estación sin pedir recompensa, solo una nota críptica que decía: “La justicia encuentra su camino.” Poco a poco, sus acciones se hicieron más audaces, siempre en las sombras, siempre en defensa de los oprimidos. Desmantelaron una red de tráfico de órganos en una estación clandestina de Pyro, liberaron a trabajadores esclavizados en un astillero corporativo oculto en Crusader, e incluso interceptaron cargamentos ilegales de narcóticos que los UEE no lograba rastrear.

A medida que sus números crecieron, reclutando a otros veteranos desilusionados, pilotos expertos y técnicos idealistas, se forjó una identidad. Se llamaban a sí mismos La Hermandad: la punta de lanza que avanzaba primero, abriendo camino en la oscuridad para traer la luz. No eran mercenarios, no eran piratas, y no respondían a ninguna bandera salvo la suya propia. Su “Vigilante”, una nave tosca pero fiable, se convirtió en un símbolo de esperanza para los desfavorecidos y de terror para los corruptos.

Nacidos de la desilusión y forjados en el fuego de la injusticia, La Hermandad se convirtió en la encarnación viviente de su Dogma. Un juramento en un universo donde la fe en la ley había muerto. Y así, en la inmensidad de la galaxia, un nuevo tipo de justicia comenzó a tomar forma.

Manifesto

En los confines de la vasta galaxia, donde las luces de las megaciudades espaciales apenas disipan las sombras de la anarquía, emerge una leyenda. Son la Vanguardia Estelar, un baluarte de esperanza en un cosmos plagado de corrupción y crueldad. Hombres y mujeres, forjados en el crisol de la adversidad, unidos no por lazos de sangre, sino por un juramento inquebrantable de proteger a los inocentes.

Sus naves, espectros que surcan el hiperespacio, son el presagio de la justicia para los opresores. Con armaduras que brillan como estrellas en la oscuridad y armas que cantan la ley del orden, se enfrentan a cárteles interplanetarios, despojos sin escrúpulos y tiranos . No buscan gloria en sus gestas, solo el restablecimiento del equilibrio.

Cuando la desesperación se cierne sobre una estación orbital o la tiranía oprime a una colonia, La Hermandad responde al llamado. Sus pasos resuenan con la autoridad de aquellos que encarnan la ley, y sus acciones son un faro para los desposeídos. En cada batalla, cada salto espacial, cada confrontación, su convicción se reafirma: la justicia prevalecerá. Porque en la inmensidad del universo, incluso la más pequeña chispa de esperanza puede encender una revolución.

Charter

El Dogma de Hierro

Todo miembro de la Hermandad vivirá y morirá bajo estos preceptos inmutables. El Camino del Guardián es la senda de la disciplina y el sacrificio.

I. El Propósito Único:
La única misión es la erradicación de la injusticia y la protección incondicional de los ciudadanos de bien a través de la vastedad del verso. No hay causa mayor, ni objetivo que la supere.

II. La Justicia Inquebrantable:
Se aplicará la ley con imparcialidad férrea. Toda acción contra la delincuencia será medida y decisiva, sin dar cuartel a aquellos que corrompen la paz y el orden. La clemencia es para los arrepentidos, no para los opresores.

III. La Protección Absoluta:
Donde exista un clamor por ayuda, la Hermandad responderá sin dudar. La vida y la libertad del ciudadano inocente son sagradas y serán defendidas con la última gota de sangre. El desamparado es nuestro cargo.

IV. El Juramento Eterno:
Nuestra lealtad no es a un sistema o a un individuo, sino al juramento que nos une y al ideal de justicia que representamos. Este juramento es un vínculo más fuerte que la sangre, irrompible hasta el último aliento.

V. La Máscara de Acero:
La identidad individual se subordina al propósito colectivo. Nuestras acciones hablan por nosotros, no nuestros nombres o nuestros rostros. La disciplina y el anonimato nos hacen invencibles.

VI. El Sacrificio Necesario:
La vida de un Guardián es una ofrenda constante. No se teme a la muerte, sino a la cobardía y al fracaso en la misión. Si el bien común lo exige, el sacrificio personal es el más alto honor.

VII. La Condena de la Deshonra:
Cualquier acto de corrupción, traición o abuso de poder por parte de un Guardián será juzgado con la máxima severidad. La deshonra no tiene lugar entre nosotros y será purgada sin piedad.
VIII. La Unidad:
El clan es nuestra fuerza inexpugnable. La discordia interna es un veneno. Toda decisión se tomará para fortalecer la cohesión y la eficacia de la Hermandad. Un Guardián jamás abandonará a otro.

IX. La Voz de la Ley:
Nuestras acciones son la manifestación de la ley. No hay negociación con el crimen, solo su eliminación. Nuestra voz es la del orden restaurado.

X. El Camino Sin Retorno:
Una vez en el sendero de la hermandad, no hay vuelta atrás. Las cadenas del juramento son perpetuas. Quebrantar el dogma es renunciar a todo lo que somos y ser expulsado a la oscuridad eterna.

Así está escrito. Así será.