Sons of Liberty / SONLIBERTY

“La libertad no nace del orden… sino del valor de quienes se atreven a desafiarlo.”
—Kael Strider, Manifiesto de Ruin, 2883

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I. El Legado de las Cadenas
Durante las décadas posteriores a la Era Messer, el Imperio Unido de la Tierra (UEE) logró reconstruir su poder, pero no su alma. Los sistemas frontera —Pyro, Nyx, Taranis— fueron olvidados por el Senado, convertidos en zonas grises donde las megacorporaciones imponían su ley y los piratas reinaban entre ruinas.
En medio de ese caos nació Kael Strider, un nombre que nunca figuró en ningún registro civil del Imperio.
Algunos decían que fue un piloto del Escuadrón 42; otros, un esclavo escapado de las minas de Cestulus. Pero todos coincidían en una cosa: odiaba las cadenas.
Kael Strider vagó durante años por sistemas abandonados, ofreciendo protección a colonias sin defensa, transportando víveres bajo fuego enemigo y salvando a civiles que el Imperio consideraba “pérdidas aceptables”.
Con el tiempo, su reputación creció entre contrabandistas, mineros y mercenarios cansados de servir a causas corruptas.

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II. El Manifiesto de Ruin
En el año 2883, Kael Strider reunió a pilotos, ingenieros y exsoldados en Glaciem Ring, cinturón de asteroides del sistema Nyx, un bastión olvidado por el UEE.
Allí, pronunció las palabras que dieron nacimiento a una nueva era:

“El Imperio nos llama traidores.
Pero si traicionar significa romper las cadenas de la opresión,
entonces traicionaré mil veces más.”

Ese día se fundaron los Sons of Liberty, un grupo sin bandera oficial, sin gobierno ni fronteras. Cada miembro juró lealtad no a un líder, sino al ideal de libertad.
Para sellar ese pacto, ofrecían una pieza de su nave —un recordatorio de lo que estaban dispuestos a sacrificar—, y con esos restos se forjó el Estandarte de Ruin, símbolo de unidad entre los oprimidos.

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III. Las Guerras del Polvo
Durante la siguiente década, los Sons of Liberty se convirtieron en una fuerza clandestina que desafiaba tanto al Imperio como al crimen organizado.
En Pyro III, sabotearon los suministros del Advocacy, liberando a cientos de trabajadores explotados por ArcCorp Mining Division.
En Nyx, interceptaron una flota de mercenarios corporativos que pretendía tomar control de Delamar, evitando la masacre de sus colonos.
Y en el Cinturón de Leir, Kael Strider dirigió personalmente la Batalla de los 9 Soles, enfrentándose solo contra una corbeta imperial para proteger una evacuación civil.
Su voz, siempre transmitida en frecuencia libre, se convirtió en un faro para los olvidados:

“No somos un ejército.
Somos el eco de cada alma que aún recuerda cómo se siente ser libre.”

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IV. La Caída y el Renacimiento
En 2897, una operación encubierta del Advocacy rastreó a los Sons hasta el sistema Taranis. Las fuerzas imperiales destruyeron su base orbital y Kael Strider fue dado por muerto.
Durante años, el nombre Sons of Liberty se convirtió en susurro, un mito contado por los navegantes del borde exterior.
Pero el mito no murió.
Dos décadas después, las transmisiones piratas volvieron a resonar en el spectrum oscuro con una voz que los veteranos reconocieron al instante:

“Los imperios se reconstruyen.
Los tiranos vuelven a nacer.
Pero mientras exista un solo corazón que rechace la sumisión…
Los Sons of Liberty jamás caerán.”

Kael Strider había sobrevivido.
Y su regreso marcó el renacimiento de la organización, esta vez más estructurada, con células dispersas en Pyro, Nyx, Stanton y Nemo, uniendo a pilotos bajo un mismo juramento:

“De los escombros, renace la libertad.”

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V. Presente: El Juramento del Horizonte
Hoy, los Sons of Liberty actúan como una hermandad descentralizada.
Algunos los consideran mercenarios idealistas; otros, guardianes sin bandera.
Pero para aquellos que viven bajo el yugo del poder, los Sons son una promesa: que incluso en la oscuridad del espacio… todavía existen quienes luchan por algo más que crédito o gloria.

Su símbolo —el Fénix estelar rubí— representa tanto la caída del viejo orden como la esperanza eterna de renacer.
Y en el centro de esa leyenda, el nombre de Kael Strider brilla como una estrella que el Imperio jamás pudo apagar.

“No somos hijos del Imperio.
Somos hijos de la Libertad.”

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VI. La Fragua de los Hermanos
Durante la ceremonia de consagración, Kael Strider pronunció las palabras que definirían su credo:
“Hoy juramos no ser esclavos de ningún trono ni moneda.
No somos soldados del Imperio… somos hermanos nacidos del vacío.”
De ahí surgió su lema: Fratum and Libertas, del antiguo latín: “Hermandad y Libertad.”